lunes, 19 de febrero de 2024

GRADO 11 PRIMER PERÍODO 2024 – TEXTO GUÍA 3B; RACIONALISMO

 

GRADO 11 PRIMER PERÍODO 2024 – TEXTO GUÍA 3B

FILOSOFIA MODERNA 

C - BARUCH SPINOZA (1632-1677)

Nació en Ámsterdam, de una familia acomodada de judíos españoles (obligados a convertirse, pero fieles en secreto a su antigua fe), refugiados en Holanda desde Portugal, para huir de las persecuciones de la Inquisición. Spinoza aprendió el hebreo en la escuela de la comunidad judía de Ámsterdam y estudió con profundidad la Biblia y el Talmud. Entre 1652 y 1656 estudió el latín, que le abrió el mundo de los clásicos (Cicerón y Séneca entre otros) y le permitió acceder a los autores renacentistas y a los filósofos modernos, sobre todo a Descartes, Bacon y Hobbes. Estos conocimientos lo condujeron a apartarse del judaísmo ortodoxo, motivo por el cual fue excomulgado por los rabinos (1656), abandona Ámsterdam y vive unos años en las afueras de la ciudad trabajando como pulidor de lentes. Luego se trasladó a la Haya, ciudad donde residiría hasta su muerte y donde continúo ejerciendo el oficio de pulidor. Durante esa época Spinoza elaboró un sistema filosófico original dentro de la más estricta tradición racionalista.

El pensamiento de Spinoza fue difundido sólo entre sus amigos y en forma particular. Las anotaciones de muchas de sus conversaciones informales fueron descubiertas después de su muerte; aunque en vida publicó algunas obras como El tratado teológico-político (1670) y la Ética demostrada según el orden geométrico (1674), que es considerada su obra más importante. Él no perteneció ni fundó ninguna escuela, sin embargo, alcanzó un lugar junto a los mayores pensadores de todos los tiempos, aunque hubo de transcurrir un siglo después de su muerte para que su pensamiento obtuviera el reconocimiento que merecía.

Su aportación más importante a la filosofía fue su intento de reformar el pensamiento en los campos de la ética y de la política, por eso se le considera como uno de los pensadores más éticamente comprometidos de todas las épocas. Una de las ideas claves de su pensamiento, postula que la realidad se deduce de Dios y lo hace de forma parecida a como se deducen, en geometría, los teoremas a partir de los principios. “La naturaleza no existe para satisfacer a ningún fin ni actúa tampoco por ningún fin; el ser eterno e infinito, que yo llamo Dios o naturaleza, obra con la misma necesidad con que existe; para su existencia, como para su obrar, no hay principio ni finalidad. Lo que se llama finalidad es sólo el deseo humano concebido como principio o causa primera de un objeto.” Si la realidad se deduce de Dios, éste será la sustancia. Por tanto, no hay sino una única sustancia, según Spinoza.  A continuación, se exponen algunos aspectos de su pensamiento.

- TEORÍA POLÍTICA.

La filosofía para Spinoza, era la única forma de conocimiento completo y esencial; por lo que también debía relacionarse con la moral y la política para, no sólo llegar al conocimiento, sino también modelar un estilo de vida ejemplar. Esto lo llevó a buscar la armonía entre el hombre y el universo. Las relaciones entre el ser humano y el mundo fueron el eje central de su pensamiento. 

La auténtica comprensión de la realidad, según Spinoza, parte de captar la unidad del todo por un proceso de ordenación, donde las ideas coincidan con el orden de las cosas externas. Por tanto, se trata de obtener un saber de salvación donde se pasa de ideas inadecuadas a ideas claras (racionalmente enlazadas), para llegar a la intuición de la unidad total. En estas condiciones toda parcialidad se ve superada y se alcanza así la libertad absoluta. Para ello, el Estado debe proteger a los individuos de la injusticia según los dictados racionales y practicar la tolerancia, para que esta libertad quede garantizada.

Spinoza distinguió, en su teoría política, entre el estado natural y el estado civil. En el estado natural del hombre no existe nada lícito o ilícito. El único móvil de las acciones de los individuos es el de su conservación; por lo que cada hombre quiere satisfacer sus propios deseos y considera enemigo a todo aquel que se interponga en su camino. Dada la peligrosidad que supone este comportamiento, es necesario constituir el estado civil, en el que la vida social se rige por leyes que intentan limitar el estado natural, y lo ilícito es la desobediencia a la ley. 

La forma de gobierno más adecuada, consideraba, era la democracia, en la que los individuos transferían sus derechos y sus poderes a unos representantes elegidos por ellos mismos, pero aceptó que el Estado debía ser fuerte para garantizar el pacto social y alejar a los individuos de la tentación de la rebelión. En síntesis, el Estado, según esta teoría debe: permitir la libertad de pensamiento y gobernar a los hombres de modo que, siendo abiertamente opuestos en su pensamiento, vivan, sin embargo, en una concordancia perfecta.

- EL CONCEPTO DE SUSTANCIA

Spinoza define la sustancia como Descartes, pero con algunas diferencias.  Es “aquello que existe por sí mismo y cuyo concepto no necesita de otro concepto para ser comprendido”. En este sentido la afirmación se basa en un monismo absoluto. Entendía la realidad como un todo único, en la que cada parte remitía a la totalidad y en ella encontraba su justificación y fundamento. A esta sustancia única le dio el nombre de Dios o Naturaleza y la doctrina es conocida como panteísmo. “Por Dios entiendo un ser absolutamente infinito, esto es, una sustancia que consta de infinitos atributos, cada uno de los cuales expresa una esencia eterna e infinita.”

La diferencia entre la definición de sustancia planteadas por Spinoza y Descartes radicó, en que el primero reestableció la unidad del ser (pensamiento y extensión) que había roto Descartes con la separación de las sustancias (res cogitans y res extensa). El pensamiento y el ser dejaron de ser realidades independientes: cuerpo y espíritu, pensamiento y ser, para pasar a representar diversos aspectos de un único y mismo ser, que es Dios. Spinoza reconoció que Dios era la sustancia infinita y que en ella existían infinitos atributos, pero que la mente humana sólo podía reconocer dos de ellos: el pensamiento y la extensión. También distinguió entre Dios (natura naturans) y las cosas reales, que eran modos o manifestaciones de la sustancia infinita (natura naturata). El modo del pensamiento consistía en la idea y el de la extensión, en los cuerpos materiales; ambos producían las conexiones necesarias que convergían en Dios.

D - G. W LEIBNIZ (1646-1716)

Nació en Leipzig (Alemania), hijo de un profesor universitario. Dotado con una inteligencia extraordinaria y con una enorme capacidad de aprendizaje y asimilación, supo adquirir con mucha rapidez una cultura bastante superior a la de las escuelas que tuvo ocasión de frecuentar. En la biblioteca familiar, que era abundante y muy completa, Leibniz aprendió muchas cosas en calidad de autodidacta. Estudió filosofía en su ciudad natal, matemática y álgebra en Jena y obtuvo el doctorado en Altdorf, cerca de Núremberg a los 20 años. No obstante, el ambiente académico resultaba demasiado estrecho para satisfacer sus aspiraciones de crear una ciencia universal que reuniera las diversas disciplinas y configurar una organización cultural y política de carácter universal. Estas pretensiones lo llevaron de corte en corte y de capital en capital, y lo impulsaron a crear asociaciones de sabios y academias, para formular proyectos culturales y políticos de diverso género, en gran parte utópicos. En él se pueden percibir, según los estudiosos de su obra, dos filosofías: una, optimista, ortodoxa y superficial, y la otra, profunda, coherente y asombrosamente lógica. Su obra es bastante extensa, pues se pronunció frente a todos los temas de su tiempo, en forma epistolar, en tratados y en libros. Sus dos textos más conocidos son la Monadología (1714) y Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano (publicado tras su muerte, en 1765). A continuación, se exponen algunos aspectos relevantes de su pensamiento.

- TEORÍA DEL CONOCIMIENTO.

Leibniz intentó encontrar las leyes y principios de la naturaleza a partir de nociones metafísicas evidentes que pueden conocerse a priori, sin contacto con la realidad ni la experiencia. Consideró dos principios metafísicos como los más importantes para la ciencia: el principio de contradicción, por el que se juzgaba como falso aquello que implicaba una contradicción y como verdadero lo que se oponía a lo falso Y el principio de la razón suficiente, por el que se aceptaba que nada podía ocurrir o existir sin que hubiera una razón suficiente para que ello fuera de tal manera y no de otra. Con estos dos principios, Leibniz pretendía demostrar la existencia de Dios y la naturaleza del universo o lo que las cosas eran. Buscaba, ante todo, la armonía y el orden que regían el mundo. Al igual que Descartes y Spinoza, Leibniz consideró que era posible reducir todas las ciencias a una sola, así como poner de manifiesto los rasgos comunes de todas ellas y sus reglas de transformación. Planteaba que todo lo que existe es una posibilidad realizada y por esta razón está regida por el principio de la razón suficiente.

Su teoría del conocimiento se basó, fundamentalmente, en dos tipos de verdades:

*verdades de razón, son evidentes por sí mismas, constituyen juicios que pueden captarse sin recurrir a la experiencia y se comprenden sólo con la ayuda del entendimiento; por lo que se tratan de ideas innatas conocidas a priori. Su veracidad o falsedad se establece de forma lógica por el principio de contradicción y por ello no se refieren a la realidad. 

*verdades de hecho, son las que están basadas en la experimentación y se refieren a la realidad. Su veracidad se establece a través de la experiencia y responden al principio de razón suficiente.

- TEORÍA DE LAS MÓNADAS

Esta teoría surge a raíz de las críticas a Descartes en su concepción de la materia, pues Leibniz creía que ésta debía ser algo más que extensión.

El sistema filosófico de Leibniz está basado en la noción de sustancia individual. La monada era la sustancia simple o unidad primera de la que todo objeto estaba compuesto. Éstas son indivisibles e inalterables con respecto a cualquier influencia que venga del exterior, ya que, en sí mismas, contienen principios de cambio interno y de movimiento, características que no son más que un despliegue de sus propias posibilidades. Son cualitativamente diferentes entre sí y están ordenadas de forma jerárquica, por lo que es lógico pensar que cada monada es diferente de todas las demás, ya que no existen en la naturaleza dos seres iguales, pero cada una constituye en sí misma una representación del universo y, por tanto, consiste en un microcosmos. Según Leibniz, si se conociera con todo detalle una sola monada sería posible conocer todo el universo real. Para él el universo se componía de estas sustancias que consideraba carentes de extensión, eran elementos conceptuales (metafísicos) que se caracterizaban por la fuerza. Las monadas son puntos de fuerza pura, independientes unas de otras y existentes en número infinito, cuya característica principal es el dinamismo y no la quietud, como creía Descartes. “Era preciso rehabilitar las formas sustanciales, tan desacreditadas hoy en día, pero de tal suerte, que las haga inteligibles, y que separe el uso que debe hacerse de ellas de su abuso. Encontré entonces que su naturaleza consiste en la fuerza” Además, Leibniz creía que en la monada era posible distinguir diferentes estados: el de percepción, que es el presente, lo actual y el de apetición, que es la tendencia a un estado posterior. La monada evoluciona del estado de percepción al de apetición por su propia naturaleza intrínseca.

- EL HOMBRE, EL ALMA, EL MUNDO Y DIOS

Las monadas, de las cuales una de ellas predominaba sobre las demás en cada organismo, permitían explicar la totalidad del mundo físico y constituían el principio y el final del cuerpo de los seres vivos. Todo lo que forma parte del mundo y la naturaleza, como se ha manifestado, es un agregado de monada, pero debe distinguirse entre el nivel de organización de las mismas en los seres vivos y en la materia inorgánica. Mientras en la materia inorgánica las monadas se encuentran por mera yuxtaposición, casi sin vinculación entre sí; en los seres vivos hay una monada superior o rectora que Leibniz denominó entelequia (siguiendo a Aristóteles, aunque introduciendo algunos cambios). El concepto de entelequia Leibniz lo reserva para los animales y vegetales, pero en el ser humano se llama alma o espíritu, que es el grado superior. En el hombre únicamente la monada rectora, el alma, tiene conciencia (o como él la llama apercepción), no solamente percibe, sino que se da cuenta de su propia existencia. Ahora, por encima de la gradación de las monadas finitas o del mundo, está Dios, la monada central o suprema, ya que Leibniz afirmó que Dios estaba formado por una sola monada, que era divina e infinitamente perfecta Por eso, la actividad en el mundo responde al principio de razón suficiente que es querido y comprendido por el creador, ya que Dios obra por su entendimiento y no solamente por su voluntad.

 

 

 

 

 

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