GRADO 11-
EXPOSICIÓN 10- PERIODO 2- 2025
LA FILOSOFÍA ANALÍTICA O FILOSOFÍA DEL LENGUAJE
Dicho movimiento tiene su origen en los años veinte en
Austria e Inglaterra. Se caracterizó por su escepticismo frente al conocimiento
de las leyes objetivas de la naturaleza y la esencia de los fenómenos. Marca
una diferencia entre el positivismo del siglo XX o neopositivismo, que se apoya
en la lógica matemática y simbólica, y el positivismo clásico, que pone su
énfasis en el análisis histórico. Los grandes avances científicos del siglo XX
repercutieron de diversas formas en los filósofos del momento. Algunos
reaccionaron con tendencias claramente irracionalistas, mientras que los que
defendían la tradición racional tomaban distintos senderos. El más destacado
fue aquél que se entroncaba con la tradición empirista o positivista. En este
siglo se produjo un gran interés por el lenguaje y su poder. No se trataba de
algo nuevo, pero sólo entonces se producía el análisis más riguroso de las
posibilidades lingüísticas. Las reflexiones relacionadas con la búsqueda de un
lenguaje estricto que expresara claramente todo el saber humano, se
circunscribían en la aproximación lógica del mismo. Entre sus representantes están:
1 B.
RUSSELL (1872-1970)
Nació en Ravenscroft. Ingresó en el Trinity College donde
estudió matemática y filosofía. En 1901 descubrió la paradoja que lleva su
nombre y conmovió los fundamentos de la matemática. En 1913, a través de
innumerables estudios matemáticos, llegó a publicar, junto con A. N. Whitehead;
los principia mathemática, un trabajo que por vez primera formalizó y
axiomatizó toda la matemática en un único sistema mediante el uso de conceptos
lógicos. Estuvo muy influenciado por el pensamiento de G. E. Moore, quien se interesó
por las cuestiones del lenguaje e ideó un método analítico destinado a la
investigación del significado y validez de los conceptos empleados por los
filósofos, con independencia de las conclusiones extraídas por estos. Russell
siguió éste mismo camino y denominó a su filosofía atomismo lógico, en
la cual demostró, entre otros temas, que la matemática era en realidad una rama
de la lógica. Se entiende por lógica la ciencia que estudia la estructura del
conocimiento intelectual, esto es, independientemente de su contenido, se ocupa
únicamente de su forma. El punto de partida del estudio lógico es el análisis
del lenguaje en el cual se están contenidos los conocimientos. En su Introducción
a la filosofía matemática (1919), Russell describió las dos grandes y
contradictorias direcciones del pensamiento matemático: Una, era la constructiva,
que iba hacía una complejidad gradualmente creciente; la otra dirección era la abstracción
y simplicidad lógica cada vez mayores. Tanto la complejidad como la
simplicidad caracterizaban, para Russell, la filosofía matemática.
El atomismo lógico tenía como características: en
primer lugar, concebir el mundo como un conjunto de hechos atómicos sin
relación, constituyendo un pluralismo extremo y, en segundo lugar, plantear que
el saber estaba constituido por una serie de proposiciones atómicas cuyo nexo
consistía en una serie de operaciones lógicas. El lenguaje propuesto por el
atomismo lógico era perfecto, es decir, mostraba enseguida la estructura lógica
de lo que se afirmaba o negaba. En el atomismo lógico el mundo aparecía como
una multiplicidad infinita de elementos separados. Estos elementos eran los
átomos, que no eran físicos, sino lógicos. Mediante la lógica del atomismo era
posible describir el mundo como compuesto de hechos atómicos. Según
Russell, lo común a todo hecho atómico era que ya no podía ser analizable.
Además, afirmó que todos estos hechos no resultaban iguales. De esto último, se
deducía que los hechos atómicos no eran necesariamente cosas particulares
existentes, pues éstas no convertían un enunciado en verdadero o falso. Entre
su amplia obra se destacan, fuera de la ya citada, Los problemas de la
filosofía (1912), Principia Mathematica (1910-1913), Nuestro
conocimiento del mundo externo (1914), Análisis de la mente (1921), Análisis
de la materia (1927), El conocimiento humano; su alcance y sus límites
(1948) y su Autobiografía (1967-1969).
2 L.
WITTGENSTEIN (1889-1951)
Nació en Viena en el seno de una familia judía adinerada.
Estudió en Linz en una escuela que sobresalía por la formación matemática y
física. En 1912 ingresó a la Universidad de Cambridge como discípulo de
Russell. Al estallar la Primera Guerra Mundial se alistó en el ejército
austriaco, período en el que escribió el Tratatus lógico- philosophicus, cuya
redacción acabó en 1918 y fue publicada en 1921. Después de regresar a Viena se
convirtió en maestro de escuela hasta 1928 que regresó a Cambridge como docente.
En esa época escribió los Cuadernos azul y marrón. En 1939 accedió a la
cátedra de filosofía, puesto que ocupó hasta 1949, año en que la abandonó y se
retiró a Irlanda. En su retiro escribió sus Investigaciones filosóficas,
que no fueron publicadas hasta 1953, en ellas reelaboró las teorías plasmadas
en el Tratatus, por lo que se habla de dos Wittgenstein.
Wittgenstein tuvo una gran influencia en la filosofía
analítica del siglo XX. Su pensamiento pasó por dos etapas: en un primer
momento (en el Tratatus) afirmó que las proposiciones representaban la
realidad y que la labor de la filosofía era la de ayudar a aclarar las
proposiciones del lenguaje mediante la aplicación del análisis lógico de
Russell. Más tarde (en las Investigaciones), el filósofo afirmó que la
representación de la realidad era sólo uno de los usos posibles de las
palabras; el significado de las proposiciones dependía de la utilización que de
ellas se hiciera. Era preciso en cada caso conocer las reglas del juego.
El Wittgenstein del Tratatus, partió de afirmar
que todo lo que podía ser pensado podía ser dicho: los postulados metafísicos,
decía, serían intentos de decir lo que no puede ser dicho, de expresar lo
inexpresable. La filosofía trataba cuestiones extremadamente importantes, pero
el error radicaba en haber querido hablar de ellas tal y como lo hacía la
ciencia. Y ¿de qué era posible hablar?, del mundo, contestó Wittgenstein. El
mundo era la totalidad de los hechos atómicos, entendiendo por hechos atómicos
los acontecimientos aislados. Los átomos constituían los elementos más
primarios que formaban el mundo y eran lógicos. A cada hecho le correspondía
una proposición atómica en el lenguaje, o sea, los sucesos eran expresables
mediante enunciados, que podían ser atómicos, cuando se ajustaban a un hecho, o
moleculares, cuando estaban compuestas por varias proposiciones moleculares.
Las proposiciones serían verdaderas o falsas en virtud de si se correspondían o
no con determinados hechos atómicos. Para el primer Wittgenstein decir algo
equivalía a describir unos hechos.
El segundo Wittgenstein, el de las Investigaciones
filosóficas, planteó, más que una posición antagónica respecto al primero,
una ampliación y corrección de lo
señalado anteriormente. En las investigaciones aceptó que el lenguaje
tenía muchos usos y no sólo el de describir. Por tanto, una palabra poseía más
de un uso o función de comunicación. El lenguaje detentaba un amplio abanico de
usos, y cada uno de ellos constituía el juego del lenguaje, enraizado en una
forma de vida. Así el significado de una palabra dependía del papel que
desempeñaba en el juego del lenguaje, juego que estaba regido por una serie de
normas. De esta manera comprender el lenguaje significaba dominar una serie de
técnicas que podían ser aprendidas por todos. Wittgenstein ya no se preocupó de
la esencia del lenguaje, que ahora le parecía una ilusión, sino por las
relaciones y las normas que dominaban el juego del lenguaje; y estos juegos
correspondían en realidad a formas sociales, usos, costumbres diferentes.
Respecto a las proposiciones filosóficas, el error cometido hasta el momento,
según el filósofo, había sido el de centrarse en la forma de las palabras y no
en el uso que se hacía de las mismas, así distinguió entre una gramática
superficial (la de la función sintáctica) y una gramática profunda (la de
propósito pragmático). El sentido se hallaba en la segunda, que decía el rol
que jugaba una determinada proposición en función del juego del lenguaje
empleado (empírico, conceptual, entre otros). La función de la filosofía era la
de ayudar a entender los distintos usos del lenguaje, analizar el contexto en
que se utilizaban las palabras, pues existían muchos juegos del lenguaje
válidos.
AMPLIAR TEMÁTICA
BIBLIOGRAFIA
ALBARRÁN VÁSQUEZ, Mario.
Introducción a la filosofía. Mcgrawhill. Printer colombiana S.A., 1999
MURILLO LARGO, José Jesús y
ARIAS GUEVARA, Luís Horacio. Filosofía 10. Ediciones HIGEMA LTDA,
ESCOBAR VALENZUELA, Gustavo.
Introducción a la filosofía 1. McGRAW- HILL INTERAMERICANA DE MEXICO, S.A. 1994
ARISTÓTELES. Obras Completas.
Metafísica. Aguilar, 1977
LEAR, Jonathan. Aristóteles
GÓMEZ-PIN, Víctor. El Orden
Aristotélico.
PLATÓN. Obras completas.
Segunda Edición, Aguilar, Madrid, 1997
JAGER, Werner. Paideia. Los
ideales del pensamiento griego
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