GRADO 11- EXPOSICIÓN 5- 2 PERÍODO- 2025
EL MARXISMO
La burguesía de Alemania
aún estaba fortaleciéndose, a principios del siglo XIX, cuando la ocupación de
Napoleón la aprovechó la aristocracia
feudal para incitar a las masas de campesinos a revelarse y que, en un principio,
significó para ellos cierto grado de alivio a su libertad; Pero, al ser
derrotado Napoleón, las promesas de libertad de la aristocracia se perdieron y
se retornó al sistema feudal imperante hasta aquel momento. En estas
circunstancias empezaron a surgir en el país algunos movimientos de tipo
progresista y revolucionario, aprovechando la influencia de la Revolución
Francesa de julio de 1830. la crítica al sistema político alemán y al
feudalismo, vino acompañado de una defensa del constitucionalismo. De otro
lado, la muerte de Hegel (1831) dividió su escuela en dos vertientes: la de los
jóvenes hegelianos o hegelianos de izquierdas (Marx, Engels entre otros) y
la de los hegelianos ortodoxos o de derechas. Como se percibe, a
mediados del siglo XIX, el pensamiento europeo se encontraba en plena fase de
fermentación. El pensamiento positivista europeo, viendo como el panorama de
modernización y progreso no mejoraba la situación del obrero, realizó un
intento de reforma social junto al socialismo utópico que, sin embargo, se
quedó corto. Poco después, en la Europa revolucionaria de 1848, apareció el
socialismo científico, cuyos ideólogos fueron Karl Marx y Friedrich Engels.
CARL MARX (1818-1883)
Nació en Trier, Antigua
provincia del Rhin (Alemania). Después de estudiar en la escuela de Tier, en
1835 ingresó a la Facultad de Derecho de la Universidad de Bonn y en 1836 en la
Universidad de Berlín, donde se doctoró en 1841. Como amigo de los “jóvenes
hegelianos”, estudió a fondo este sistema, por el cual se sintió a la vez
atraído y repelido. Marx reconoció en Hegel la profundidad que tiene el
comenzar siempre con la oposición entre las determinaciones. No obstante, desde
sus primeros escritos es evidente la separación con Hegel, al considerar que
las instituciones jurídicas y políticas, así como las distintas formas de
Estado, no pueden explicarse por sí solas y en virtud de un auto proclamado
desarrollo del espíritu humano, sino que son consecuencia de las condiciones
materiales de vida. Marx creyó que la filosofía de Hegel interpretaba el mundo
de una manera invertida, esto es, de forma ideológica (no objetiva ni
científica), sino reflejando los intereses de la clase dominante, con los que,
en últimas, Hegel se identifica, Según Marx. Él planteó a Hegel dos reparos
fundamentales: uno, el de subordinar la sociedad civil al Estado, con lo que se
hacía una apología del sistema social imperante. Dos, la de convertir a los
seres humanos en objetos del espíritu absoluto o la idea universal, cayendo en
una visión idealista de los procesos sociales e históricos. Así mismo, los
jóvenes hegelianos, ya sea de derecha o de izquierda, mantienen separadas la
teoría de la praxis o la práctica social, sin captar las cosas en su raíz, que
es el hombre, según Marx, y por lo que se debe unir la teoría y la praxis.
Marx vivió la primera gran
crisis del capitalismo industrial en la década de 1830 y el consecuente trance
político de 1848. Sobre estas bases desarrolló una teoría según la cual el
socialismo era el resultado necesario de la lucha entre dos clases formadas
históricamente: el proletariado y la burguesía. Sostuvo que la historia de la
humanidad era la historia de la lucha de clases, que surgían con la aparición
de la propiedad privada. A lo largo de la historia se habían sucedido una serie
de modos de producción hasta llegar al capitalismo, que se caracterizó por el
trabajo asalariado de la clase obrera y la obtención de una plusvalía por parte
del empresario o dueño de los medios de producción.
En economía política la
plusvalía es la cantidad de valor en que se incrementa un capital durante su
proceso de producción. La teoría de la plusvalía era el motor de la producción
capitalista y la fuente de explotación de la mano de obra. En opinión de Marx,
el desarrollo del capitalismo prepararía la aparición de una nueva etapa
histórica, el socialismo, caracterizada por la abolición de la propiedad
privada y por la paulatina desaparición de las clases sociales, etapa que
culminaría con el comunismo.
Marx fue el continuador y
el máximo consumidor de las tres principales corrientes ideológicas del siglo
XX: la filosofía clásica alemana, más concretamente la hegeliana, cuyo sistema
dialéctico y concepción de la historia tomó Marx; la economía clásica inglesa y
el socialismo utópico francés, unido a las doctrinas revolucionarias francesas
en general. Esta mezcla de diversas corrientes de pensamiento, unida a la
voluntad de transformación de la realidad, convirtió su pensamiento, y el de
sus seguidores, en una compleja doctrina en la que se unían factores
económicos, históricos, filosóficos y políticos.
FRIEDRICH ENGELS (1820-1895)
Nació en Barman (hoy
Wuppertal), Alemania. Realizó una actividad múltiple, participando en el
periodismo en la industria y en las luchas filosóficas y político-sociales. En
1844 ocurre el más importante acontecimiento de su vida, su encuentro con Marx,
de quién fue su más intimo amigo y colaborador, hasta el punto de que es
difícil con frecuencia precisar cuál fue la contribución de cada uno de ellos a
las ideas fundamentales del marxismo. Sin embargo, en lo que tiene que ver con
los aportes de Engels al marxismo, está principalmente, el aspecto filosófico
de la doctrina. El materialismo fue concebido no sólo como materialismo
histórico, sino de un modo general, como materialismo dialéctico. Uno de los
aspectos importantes de este último era la dialéctica de la naturaleza. Se
puede afirmar que la insistencia tan característica de los marxistas en la
unión del materialismo con la dialéctica, procede de Engels. Un aspecto muy
destacado sus doctrinas, es el estudio de las relaciones entre la
infraestructura económica y las superestructuras culturales. Según Engels estas
relaciones son complejas, de tal modo que no se admite la explicación causal
directa de los acontecimientos no económicos por otros económicos, sino que
mantiene que la super estructura influye a su vez sobre la estructura; por
tanto, ideas, convicciones políticas y religiosas no pueden descartarse
fácilmente en una interpretación rigurosa del curso de la historia humana
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