GRADO 11- ESPOSICIÓN 2- PERÍODO 2
IDEALISMO TRASCENDENTAL DE
KANT
INMANUEL KANT (1724-1808). Nació en Konigsberg, ciudad de Prusia Oriental (hoy se llama Kaliningrand y forma parte de un territorio Soviético), en el seno de una familia modesta de artesanos, de probable origen escocés. Fue el pensador más brillante de la edad moderna. Llevó a cabo en la filosofía una revolución que él mismo asimiló a la que Copérnico realizó en astronomía.
El filósofo alemán del siglo XVIII, exploró la idea que la razón pueda regir el mundo de la experiencia. En sus críticas a la ciencia, moral y arte, Kant intentó extraer normas universales a las que, según él, toda persona racional debería suscribirse. En su Crítica de la razón pura (1781) sostenía que las personas no pueden comprender la naturaleza de las cosas en el universo, pero pueden estar racionalmente seguros de lo que experimentan por sí mismos. Dentro de esta esfera de la experiencia, nociones fundamentales como espacio y tiempo son ciertas.
El racionalismo crítico de Kant buscó la síntesis de las dos grandes corrientes del pensamiento occidental. De un lado el idealismo racionalista que era la tradición de dónde provenía Kant, y del otro, el empirismo de origen inglés. El racionalismo crítico Kantiano criticó las exageraciones metafísicas del idealismo, que desconocía el papel de la experiencia y de los sentidos, como la reivindicación del papel activo de la razón en el conocimiento y la moral, al desechar toda visión meramente inmediatista del conocimiento y con ello examinar el empirismo, aunque de esta corriente también asimiló la importancia de la experiencia sensible. A continuación, se expondrán los aspectos más importantes de su pensamiento.
-EL CONCEPTO KANTIANO DE APRIORIDAD
“Cuando hablamos de a prioridad estamos hablando de las condiciones lógicas (previas) que posibilitan el conocimiento, pero no del contenido mismo del conocimiento.” En otras palabras, se habla de la programación lógica que tienen todos los humanos para conocer tanto espontáneamente como científicamente. Sin embargo, dicha programación en la especie, no se da teóricamente o en abstracto; pues siempre opera en una realidad específica y en una experiencia real. De hecho, siempre la a prioridad está presente en una determinada experiencia y, con ello, condiciona el tipo de conocimiento, al transformar el entorno. Cuando se dice que de acuerdo con la a prioridad o la forma lógica, es como se conoce, y así mismo se cambia la realidad, se quiere señalar que la relación del entendimiento frente a la realidad no es pasiva, sino activa.
Al configurar un tipo de experiencia humana, el conocimiento conlleva relaciones de trascendencia y de síntesis de la realidad, por ser mucho más que un simple reflejo pasivo del mundo exterior. La programación lógica siempre está efectuando una síntesis dentro del mismo entendimiento y después de la experiencia sensible, exista conciencia o no de ello. De lo anterior se puede deducir que las condiciones de posibilidades lógicas del conocimiento humano, están programadas de tal manera, que condicionan de antemano (a prioridad) toda la experiencia que cualquier persona pueda tener, de una forma particular. Dicha forma particular la estudió Kant como trascendental y como sintética, en la medida en que antes de toda experiencia posible (a prioridad) se conformaba una manera especial de conocer, que implicaba la producción de conocimiento, con base en la relación del entendimiento con la realidad inmediata. Para Kant la síntesis la establece el entendimiento en sí mismo, por su configuración lógica (síntesis a priori) o en relación con la experiencia empírica inmediata (síntesis a posteriori).
-LOS DIVERSOS JUICIOS.
Según Kant, el conocimiento científico consta fundamentalmente de proposiciones o de juicios universales y necesarios y, además, incrementa de manera continuada el conocer. Un juicio consiste en la conexión entre dos conceptos, uno de los cuales (A) sirve de sujeto, y el otro (B), de predicado. Para Kant el pensamiento está estructurado por tres tipos de juicios:
- uno, El juicio analítico. Es el juicio formulado a priori, sin necesidad de apelar a la experiencia, ya que con él se expresa de un modo distinto el mismo concepto expresado mediante el sujeto. Por consiguiente, es universal y necesario, pero no amplía el conocer. Por lo tanto, la ciencia se vale en muchos casos de estos juicios para aclarar y explicar gran número de cosas, pero no se basa en ellos cuando amplía su propio conocimiento. El juicio típico de la ciencia no puede ser el juicio analítico a priori.
-Dos, El juicio sintético, por el contrario, siempre amplía mi conocer, en la medida en que siempre me dice del sujeto algo nuevo, algo que no estaba contenido implícitamente en él. Ahora bien, los juicios sintéticos más corrientes son los formulados con base en la experiencia, es decir, los juicios experimentales. Todos los juicios experimentales son sintéticos, y como tal, “amplían el conocimiento”. Sin embargo, la ciencia no puede basarse en ellos porque justamente al depender de la experiencia, son todos ellos a posteriori y, por lo tanto, no pueden ser universales y necesarios. De los juicios de experiencia pueden obtenerse, todo lo más, algunas generalizaciones, pero en ningún caso la universalidad y la necesidad.
- La ciencia así, se basa en un tercer tipo de juicios: en aquella clase de juicios en los que el carácter a priori, es decir, la universalidad y la necesidad, se unifican al mismo tiempo con la fecundidad, es decir, la sinteticidad. Estos son llamados, los juicios sintéticos a priori.
- LA REVOLUCION COPERNICANA DE KANT
Para Kant la física surgió como ciencia cuando hubo una revolución en el modo de pensar anterior, que consistió en un desplazamiento del punto focal de la investigación física, desde los objetos hasta la razón humana, gracias al descubrimiento que la razón, halla en la naturaleza, aquello que la razón ha colocado ahí. Ellos comprendieron que la razón solo ve lo que ella misma produce, de acuerdo con su propio designio y mediante los principios de sus juicios de acuerdo con leyes inmutables, debe presentarse ante la naturaleza y exigirles respuestas a sus preguntas; sin dejarse guiar por ella, pues si así no fuese, nuestras observaciones, realizadas al azar y sin un propósito preestablecido, nunca llegarían hasta una ley necesaria, ya que es lo que la razón necesita y lo que busca. Es necesario pues que la razón se presente ante la naturaleza llevando en una mano los principios, únicos que hacen posible que los fenómenos concordantes posean valor de ley; y en la otra, el experimento que ella haya imaginado según tales principios, para que la naturaleza le instruyan, no como si fuese un alumno limitado a oír todo lo propuesto por el maestro, sino como juez, que obligue a los testigos a responder a las preguntas realizadas.
Hasta aquel momento se había intentado explicar el conocimiento suponiendo que el sujeto giraba alrededor del objeto; pero, como así quedaban sin explicación muchas cosas, Kant invirtió los papeles y puso al objeto a girar en torno al sujeto. Copérnico había llevado a cabo una revolución análoga: si la tierra permanecía quieta en el centro del universo y los planetas giraban alrededor de ella, muchos fenómenos quedaban inexplicados y, por lo tanto, a Copérnico, se le ocurrió mover la tierra y hacerla girar en torno al sol. Desde el punto de vista de Kant, no es el sujeto el que, al conocer, descubre las leyes del objeto, sino al revés, el objeto al ser conocido se adapta a las leyes del sujeto que le recibe desde el punto de vista cognoscitivo. Kant supone con su revolución, que la intuición sensible no se regula según la naturaleza de los objetos, sino que los objetos han de regularse de acuerdo con la naturaleza de nuestra facultad intuitiva. De manera análoga, supone que el intelecto no debe regular a los objetos para extraer los conceptos, sino al revés: los objetos, en cuanto pensados deben ajustarse a los conceptos del intelecto y concordar con ellos. En conclusión, “a priori, sólo conocemos de las cosas aquello que nosotros mismos hemos colocado en ellas.”
Después de la revolución kantiana ya no se puede hablar de condiciones del objeto en sí, sino únicamente de condiciones del objeto en relación con el sujeto; por tanto, el elemento trascendental (o el elemento que decide qué se va a conocer) se desplaza desde el objeto hasta el sujeto. Por consiguiente, trascendental es aquello que el sujeto pone en las cosas en el acto mismo de conocerlas.
LA
ESTÉTICA TRASCENDENTAL.
Planteada en la Crítica del Juicio. Kant llamó estética a la doctrina acerca de los sentidos y de la sensibilidad, pero no en el sentido moderno sino en el griego (aisthesis que en griego significa sensación y percepción sensorial). La estética trascendental es la doctrina que estudia las estructuras de la sensibilidad, o el modo en que el hombre se forma el conocimiento sensible. Él consideró la estética trascendental como la ciencia que trata sobre todos los principios a priori de la sensibilidad, se entiende por principio a priori el modo de funcionar de la sensibilidad o programación particular. La sensibilidad es la capacidad que el ser humano tiene de ser modificado o afectado por los objetos, percibidos por la intuición. El hombre, según Kant, tiene un solo tipo de intuición, la sensibilidad, pues cuando el intelecto piensa no intuye, sino que siempre se refiere a los datos suministrados por la sensibilidad.
El objeto de la intuición sensible se llama fenómeno, que significa aparición o manifestación. Por tanto, mediante el conocimiento sensible no se capta el objeto tal como es en sí, sino tal como se aparece, porque la sensación es una modificación que el objeto produce en el sujeto y, por lo tanto, un aparecer del objeto tal como se manifiesta mediante esa modificación. Kant consideró dos tipos de intuición: intuición empírica, el conocimiento en el cual están presentes de manera concreta las sensaciones; e intuición pura, la forma de la sensibilidad considerada con exclusión de la materia o dejando de lado las sensaciones concretas. Las intuiciones puras o formas de la sensibilidad son solamente dos: el espacio y el tiempo, por ser modos y funciones propias del sujeto.
Resumiendo, la estética trascendental muestra cómo se transforma la realidad, por medio de la síntesis que la sensibilidad efectúa del material sensible exterior, al punto que el fenómeno capta la forma como se aparece algo, pero no ese objeto en sí; lo cual sólo es posible porque existe una a prioridad sensible que procesa el material, ya que está previamente programado para ello.
-
LA MORAL DE KANT
Esta se expuso en la Crítica de la Razón práctica. El ser humano está programado en el terreno de la ética y la moral, según Kant, a proceder conforme a la libertad, para trascender y sintetizar su realidad; dicha programación se rige por imperativos y máximas de diversa universalidad que constituyen las reglas del actuar y, por su libertad, el ser humano puede acogerse o separarse, pero jamás podrá evadirlas a de ellas. El imperativo categórico de la moral kantiana reza de la siguiente forma: “Actúa de modo que la máxima de tu voluntad tenga siempre validez, al mismo tiempo, como principio de una legislación universal,” es decir, que la máxima (intención subjetiva) se convierta en ley universal (realidad moral objetiva). La existencia de la ley moral surge espontáneamente y se impone a la conciencia como un hecho de la razón, que sólo se puede explicar si se admite la existencia de la libertad, pues se tiene conciencia de la libertad precisamente porque antes que nada se tiene conciencia del deber.
En síntesis, se conoce primero la ley moral (el deber) en cuanto hecho de la razón y después se infiere la libertad, como su fundamento y su condición. Así, no se debe actuar para conseguir la felicidad, sino actuar únicamente por puro deber. Sin embargo, al actuar por puro deber, el hombre se vuelve digno de felicidad, lo cual tiene consecuencias muy importantes para la vida individual y colectiva del hombre.
BIBLIOGRAFÍA:
-
Reale, Giovanni y Antiseri, Darío. “Historia del pensamiento
filosófico y científico”. III tomos. Editorial Herder S.A., Barcelona, 1988
-
Ferrater Mora, José. “Diccionario de
filosofía”. IV tomos. Editorial Ariel, S.A., Barcelona, 1994
-
Onfray, Michel. “Las sabidurías de la
antigüedad”. Editorial Anagrama. Colección Argumentos. Barcelona, 2007
-
García –Borrón, Juan Carlos. “Historia de la
filosofía”. La antigüedad. Ediciones del Serbel, Barcelona, 1998
-
Atlas Universal de filosofía. Manual didáctico
de autores, textos, escuelas y conceptos filosóficos. Editorial Océano.
Barcelona, 2005
-
Recopilación: Francisco Javier Vélez Paniagua
No hay comentarios:
Publicar un comentario